Safari por el Parque Nacional Samburu en Kenia

¿Porqué visitar el Parque Nacional Samburu?

Samburu es un parque que queda un poco alejado del circuito clásico de safari por Kenia. Yo solo recomiendo explorar Samburu si vuestro viaje va a durar más de una semana, de lo contrario me centraría en Masai Mara, Lago Nakuru y Naivasha.

 

Samburu es un parque precioso paisajísticamente e interesante en cuanto a fauna, porque hay varias especies que habitan esta región que son difíciles de ver en el resto del paías, como el antílope jirafa gerenuk, el orice beisa o la pintada vuturina. También se ven por aquí cebras de Grevy, más grandes que las cebras de llanura y con las rayas más apretadas.

 

Otra de las grandes razones para venir a Samburu es para conocer a la etnia de los Samburu.

¿Qué fauna se puede ver en Samburu?

En Samburu (y en Buffalo Springs y Shaba), se puede avistar una peculiar fauna típica de hábitats secos, como; leopardos, elefantes, león, jirafa reticulada, cebra de Grevy, gerenuk, kudu menor, orice beisa, abejaruco somalí, pintada vuturina, estornino de pecho dorado.

Visita a un poblado Samburu

La Reserva Nacional Samburu debe su nombre a la etnia samburu, parientes de los masai, con los que comparten idioma “maa”. Ambas etnias emigraron juntas desde su emplazamiento original en Etiopia o Sudán, pero se separaron en el Lago Turkana hacia el siglo XVII. Los samburu se asentaron en los limites de las tierras altas centrales y los desiertos del norte y los masai se desplazaron hacia el sur.

 

Los samburu son fundamentalmente pastores y viven según las tradiciones de sus antepasados. Su sistema social se estructura en base a tres grupos de edad masculinos llamados “ilayoik” (jóvenes sin circuncidar que cuidan el ganado), “ilmoran” (guerreros circuncidados que defienden al clan) e “ilpayiani” (ancianos encargados de la administración y de la justicia). Para los samburu la idea de dios está muy asociada a las grandes montañas, y por ello los ancianos suelen ser enterrados mirando hacia ellas.

 

Los samburu son pastores nómadas que se trasladan de un campamento temporal a otro en busca de agua y pastos para el ganado. Los samburu también son conocidos como “loibor kineji”, (pueblo de las cabras blancas). Sus casas son sencillas construcciones de barro, madera y paja que reflejan este modo de vida.

 

Los hombres samburu suelen vestir los típicos mantos de cuadros rojos, como los masai. La tradición guerrera sigue muy arraigada en su cultura y rara vez se ve a un ilmoran sin su lanza en la mano.

 

Las danzas tradicionales son un elemento importante de la vida samburu. Los bailarines emplean una técnica de saltos muy similar a la de los masai.

 

La dieta básica de los samburu es una mezcla de leche y sangre de vaca fermentada, en ocasiones endulzada con miel. Rara vez cazan y solo comen carne en ocasiones especiales.

Nuestra experiencia en Samburu

Hoy iniciábamos nuestro programa de safari por Kenia. Pronto por la mañana bajamos a desayunar y puntual como un reloj suizo se presentó Mondia en la recepción del hotel, con su minivan 4x4 adaptada para los safaris, con techo abatible para poder ponernos de pie y ver todo el paisaje perfectamente.

 

Este tipo de vehículos son los más habituales que vimos transitando por los parques nacionales, pero también se ven, menos, vehículos tipo LandCruiser 4x4, más molones y bastante más caros, claro… al comparar nuestro vehículo con estos, nos daban mucha envidia, pero al final del viaje nos dimos cuenta de que nuestra minivan había nacido para sortear el barro y moverse por terreno salvaje… otra cosa era la velocidad…

 

Kike se adjudicó la parte trasera del vehículo y de vez en cuando se le veía echando una siestecita y leyendo. Alex se puso en los asientos centrales y controlaba la neverita y las cosas de picar. Toni y yo nos pusimos en los asientos de la primera fila, con mucho espacio para estirar las piernas. Toni, desde su cómoda butaca, no hacía más que comprar racimos de plátanos cada vez que el coche paraba y se nos acercaban los vendedores ambulantes.

 

La parte de detrás del asiento tenía un gran bolsillo donde guardaba mis guías, libretas de notas, primaticos, cámara de fotos y botella de agua. Me monté allí mi rincón. Alguna vez que Alex y Toni quisieron ocupar mi asiento me pidieron a ver si podían pasar a mi despachito… que jodíos…

 

Nos pusimos en marcha, nuestro objetivo de hoy era llegar al Parque Nacional de Samburu, hacia el norte. La jornada fue larga, unas 6 horas de carretera… pero el paisaje era bonito y en estos países, siempre se ven escenas interesantes de gente y animales deambulando por los márgenes. El paisaje era muy verde y estaba salpicado de huertos kikuyus (la etnia mayoritaria de Kenia) y sus plantaciones de maíz, piñas, cafetales, té, etc. Hicimos una parada en una especie de “área de servicio” a lo keniata. Allí Mondia se tomaba su café mientras descansaba un rato. Nosotros mientras, íbamos al lavabo y cotilleábamos la tienda de souvenir, muy bien surtida, por cierto. Debía ser medio día y hacía un calor de justicia. Mondia estaba sentado en un chamizo de chatarra con adhesivos de todos los operadores de safari keniatas que habían pasado por allí, reconocí unos cuentos.

 

Bordeamos por la izquierda los Montes Aberdare y por la derecha el célebre Monte Kenya, la segunda montaña más alta de África con 5.199 msnm. Impresionante y enigmática silueta, paramos para hacernos unas fotos con esta mítica montaña, medio volcán.

 

Dice la leyenda que cuando Inglaterra y Alemania se repartieron la porción del Africa Oriental (lo que es hoy Kenia y Tanzania), que de siempre le había pertenecido a los masai, debió parecerles injusto que los británicos se quedaran con sus dos grandes cumbres y los germánicos con ninguna. Así, la reina Victoria conservó el Monte Kenia y optó por cederle el Kilimanjaro a su sobrino nieto, el kaiser Guillermo II. Es por eso que la ridícula línea recta que divide desde entonces Kenya y Tanzania hace en ese punto del mapa un quiebro deliberado, dejando la gran montaña africana en territorio tanzano, aunque nadie podría negar que sus mejores vistas se las quedó para siempre el parque Amboseli, en Kenya.

Mount Kenya, el pico más alto de Kenia y el segundo de África

Tras cruzar Nanyuki, la capital de la región de Laikipia, famosa por su gran meseta repleta de grandes ranchos privados, continuamos hacia Isiolo. El paisaje cambia de nuevo y se vuelve más seco y árido, dando paso a una sabana seca donde pudimos avistar ya las primeras gacelas y cebras.

 

Nuestro Lodge estaba dentro de la reserva, así que, de camino a él, pudimos tener ya una primera toma de contacto con la fauna salvaje y pudimos ver especies como; gallinas de Guinea, Oryx, cebras de Grevy, jirafas reticuladas, impalas, gerenuks o antílopes jirafa, facoceros, avestruces… El paisaje era magnífico, vastas extensiones con enigmáticas montañas al fondo, acacias africanas repletas de nidos y palmeras candelabro gigantescas… Un verjel, vamos…

Onyx y palmeras candelabro características de Samburu

Antes de ir a nuestro Lodge quisimos visitar un poblado de la etnia de los samburus. Estos son primos hermanos de los masai. Ambas son etnias de origen nilótico, es decir, que proceden de la cuenca del río Nilo. Ambas etnias hablan el “maa”, son nómadas, y tienen muchas tradiciones en común, entre ellas la de darte la bienvenida saltando y emitiendo sonidos muy primitivos, como nos hicieron a nosotros. La verdad es que verlos en directo es intimidador y espectacular, todos ataviados con telas multicolores y sus bastones de madera (antes llevaban lanzas). Quisimos unirnos al grupo y hacer unos saltos juntos, pero la descoordinación fue total… al final acabamos todos descojonados de risa.

 

Las mujeres también se unieron a la fiesta de bienvenida. Con ellas hicimos un baile más tranquilo, pero también intenso, dando vueltas y recibiendo sus collares de colores. Nos cogían de las manos y notábamos sus ásperas pieles, gastadas del duro trabajo de campo, y el olor, muy intenso a humanidad, no era desagradable, me pareció que podía ser el olor de un ser humano de serie, es decir, sin artificios.

Que mujeres tan espectaculares, que caras más auténticas y exóticas… ahí había mucha belleza; una mezcla fantástica entre su tez intensamente negra en contraste con su blanca dentadura, los ojos también oscuros y de mirada tranquila y sus increíbles y multi coloridas alhajas y telas… una maravilla.

 

Todos, Kike, Alex, Toni y yo estábamos en esos momentos bailando con mujeres samburu en un remoto poblado del norte de Kenia, aislados del mundo y de nuestras vidas rutinarias, que gozada, por eso me gusta tanto viajar… Veía la cara de emoción en ellos, era un momento intenso, un tanto violento, de aquellos que no sabes muy bien cómo comportarte y actuar, pero al final, te das cuenta de que por muy diferentes que seamos los samburus y nosotros, todos somos seres humanos, con culturas distintas, pero con un alma y unos sentimientos comunes.

 

La visita del poblado siguió, el que se había erigido como “jefe” nos llevó a ver la escuela o el espacio donde los niños (había un montón), aprendían algunas cosas. Nos cantaron una canción en inglés, mal cantada, pero fue muy gracioso. Los niños vestían zarrapastrosamente y estaban bastante sucios, con mocos. Claro, se pasan el día jugando y tirándose por el suelo y aquello está, como está… Les dimos unos cuentos y material escolar que habíamos traído para esa ocasión. Si les pudiese ser útiles estaría muy bien.

 

El “jefe” nos enseñó una de sus chozas por dentro. Estas cabañas están hechas de palos, estiércol de las vacas y plásticos. Dentro siempre hay fuego encendido, así que quien entra sale ahumado. Alex, diría yo que el más “tiquismiquis” de los cuatro, se tumbó en lo que nos dijeron era una cama y comentó que no estaba mal, que sería capaz de dormir allí, evidentemente nos descojonamos de él, ni de coña pasaría una noche en aquel lugar tan precario…

 

Mientras visitábamos la escuela y las chozas, las mujeres samburu habían preparado un mercadillo con sus artesanías a la salida del poblado. Pasamos por el medio mirando y observando aquellos abalorios tan bonitos. Alex se encaprichó de las pulseras de pelo de elefante y compró cuatro, nos dio una a cada uno. Le gustaba porque mi tío Pepín siempre llevaba una. Toni también compró algo, además, cuando se trata de regatear, es un crack, yo creo que hasta le gusta que no haya un precio oficial en los productos. Kike y yo no somos mucho de comprar, así que mirábamos pero no consumíamos.

Despedida del poblado samburu, todos a saltar!

Finalizada la visita, nos dirigimos al Lodge. La puesta de sol nos pilló de camino y pudimos contemplar los primeros atardeceres africanos.

 

Aún había algo de luz. El Samburu Game Lodge está inmerso en una especie de selva con enormes palmeras. A nuestra llegada empezaron a bajar de los árboles cantidad de monos, se nos acercaron, pero fueron inofensivos. Pudimos ver también, un enorme ejemplar de cocodrilo en la ribera del río donde está ubicado este Lodge. Como veis, el safari continuaba dentro del mismo Lodge… incluso cenando, como el comedor está semi abierto, vimos una jineta preciosa que se paseaba a 2 metros escasos nuestro. Y varios babuinos saltando a peso justo delante nuestro, menudas bestias!. La retirada a nuestra habitación fue también un poco intensa, ya oscuro totalmente, con el frontal iluminando el caminito para no tropezarnos literalmente con el cocodrilo. Para darle más emoción, a Kike y a mi nos dieron la última cabaña del Lodge, así que podemos decir que hicimos un safari nocturno.

Al día siguiente nos hemos levantado muy pronto, la emoción de estar alojados en un Lodge tan salvaje como este, ha hecho que saltemos de la cama bien temprano. Solo salir de nuestra habitación nos ha dado los buenos días un par de monos y un precioso calao de Decken, con su enorme pico, rebuscando en la madera de un enorme árbol muerto, en busca de insectos.

 

Mientras Kike, Alex y Toni desayunan, a mí me toca hacer la inspección del Lodge con el director. Este Samburu Game Lodge tiene una ubicación fantástica, en el margen de un río de película de Tarzán, donde seguro que a menudo se pueden ver elefantes, hipopótamos o cocodrilos.

 

Nos pusimos en marcha para hacer un nuevo “game drive” (salida de safari en inglés) en el Parque Nacional de Samburu. Éste, junto a sus vecinos Parques de Buffalo Springs y Shaba, forma la red de Parques más importante del Norte de Kenia. Se trata de una sabana “árida arbustiva”.  El ecosistema de Samburu lo marca el río Ewaso Ngiro, que en la lengua samburu significa “aguas sucias”. El río cruza esta zona seca y entorno a su ribera crece abundante vegetación, desde las clásicas acacias, a las palmeras dum, típicas de este paisaje. Por ello Samburu es un paisaje de contrastes, y es un auténtico oasis que concentra a muchísima densidad de fauna, en gran parte endémica.

 

Esa mañana en Samburu pudimos ver: jaurías de babuinos comiendo frutos e insectos del suelo, águilas posadas en las acacias, cobos, un macho de impala con una cornamenta enorme con su harén, cebras y jirafas. No mucho más, la verdad es que nuestra incursión en Samburu no fue muy prolifera en cuanto a buenos avistamientos de fauna, pero nos gustó conocer este parque.

Información útil para visitar el Parque Nacional Samburu

Ubicación del Parque Nacional Samburu

La triada de Samburu, Buffalo Springs y Shaba se encuentran en el norte de Kenia, a unos 310 km de Nairobi (unas 5 horas de carretera).

¿Cuál es la mejor época para visitar el Parque Nacional Samburu?

Se puede ver fauna salvaje durante cualquier época del año, pero al final de la temporada seca (de junio a octubre), se pueden ver mayores concentraciones de animales en torno al río Ewaso Nyiro, ya que es de los pocos focos donde aún se encuentra agua.

¿Cuánto dura un safari por el Parque Nacional Samburu?

Con una jornada de safari completa es suficiente para explorar las zonas más interesantes del parque.

¿Dónde dormir en Samburu?

Entre las 3 reservas (Samburu, Buffalo Springs y Shaba) se encuentran unos 10 alojamientos. Hay grandes hoteles de las principales cadenas, exclusivos campamentos tipo tented Lodge y varios campings públicos.

 

Los más recomendables son: Samburu Simba Lodge, Marsabit Lodge, Samburu Sopa Lodge, Samburu Game Lodge, Elephant Watch Camp y Samburu Intrepids

Mapa de Samburu

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